EL NOMBRE DE LA ROSA (1986)

INTRO. En los últimos ochenta primeros noventa, y zambullido como estaba uno por entonces en todo el asunto teenager, habían dos novelas que de no haberlas leído nunca tu única salida era arrendar el quinjet de los 4F e irte a esconder a la Isla de los Monstruos con un surtido de petazetas para dejarte morir de vergüenza... o poco menos. Una era "El perfume" de Suskind y otra, claro, "El nombre de la rosa" de Eco. No había vuelta a la hoja. Y aunque ya tenían ambas dos sus añitos (sobretodo la segunda), por temas de derroche editorial de algunos y megapromociones de otros (te las daban de regalo, prácticamente, al comprar los anteriormente mentados petazetas por ejemplo, si no las tenías ya antes del Círculo de Lectores o similar), no había casa que pisaras en cuyos estantes dejaran de asomar los lomos de sendos libracos. Y, antes de entrar en materias, también me apetece recordar un caso curioso que aconteció con aquella copia VHS grabada de la tele que corría por la casa y también en aquellos últimos 80's... Ya que en verdad no solo me sucedió a mí sino a la mayoría de los compis del cole. Tiene que ver con la famosa escena del folleteo, con la morena vagabunda y un no meramente bisoño sino pura y abiertamente empanado y pardillo Slater. El fenómeno consistía, sencillamente, en que dicha escena apenas se nos veía a ninguno, en todas nuestras respectivas copias, por puro y duro desgaste... Y ya podías darle al "tracking", pasar la cinta limpiadora, poner el video del revés o su tia la calva... Misterioso. Y curioso, no me dirán que no. En fin, cosas del "teenagerismo" me supongo.

"SINOPSIS PRESTADA". Siglo XIV. Fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery), monje franciscano y antiguo inquisidor, y su inseparable discípulo, el novicio Adso de Melk (Christian Slater), visitan una abadía benedictina, situada en el norte de Italia, para esclarecer la muerte del joven miniaturista Adelmo de Otranto. Durante su estancia, desaparecen misteriosamente otros monjes que después aparecen muertos.

A FAVOR. Aproximadamente un lustro después de la bastante popular "En busca del fuego" (que particularmente nunca me acabó de entusiasmar, la verdad) se metía Jean-Jacques Annaud de lleno en la producción de esta puesta en imágenes de la popular novela de Umberto Eco de 1980. Más que logrado el envoltorio, sin duda: la música de Horner, las magníficas localizaciones que la abadía aporta -dentro y fuera de la misma- y un casting donde amén de un muy acertado Connery como protagonista tenemos, por ejemplo, a todo un Murray Abraham en rol secundario -que todos los secundarios son de nota, ya puestos, sirva también como otro rápido ejemplo ese Ron Pearlman come-ratas y aún más feo que de costumbre-, etc.  Dosis de intriga por doquier (con denuncia no muy velada a los -eternos- conservadurismos del gremio) perfectamente conducidas através de los ojos del joven Adso y las pesquisas/deducciones de su maestro Guillermo en dos horas de metraje (superadas) que no se hacen largas en momento alguno. Merecida fama la de este film finalmente y, en cualquier caso, ya no lo alargo más que se la ha visto hasta el Tato (y más de una vez... y por algo será).

EN CONTRA. Puestos a ser tocacojones se hubiera agradecido una mayor definición en alguna escena exterior-nocturna concreta. Pero, honestly, lo único que realmente encuentro punible, y en plena posesión de toda subjetividad galopante, es que el final, la resolución del misterio (no la postrera y breve despedida de la abadía con las dudas del pagafantas de Slater de a quién seguir), me parece pelín precipitada... La película tiene un ritmo fetén, no muy rápido pero si constante y masticado a fuego relativamente lento generando una intriga (de nuevo esa palabra, si, pero creo que es lo que mejor y más rápidamente sintetiza este largometraje) de notable y más, y "de repente" se resuelve todo con esa secuencia con el incendio, el pérfido invidente, el corre-escaleras y demás en la que se pasa de 50 a 200 km/h sin previo aviso (vale que hay un incencio y tal pero, coñe...). Esa acelarada siempre me ha tocado un algo la pera, la verdad. Bueno, y también (por supuesto) el que nunca faltará el/la iluminado/a de turno que te regalará los audífonos con lo de "pues el libro es mejor"... Es inevitable.

CONCLUSIÓN. Las primeras cien páginas (que lo mismo son cincuenta pero a mí en su momento me parecieron mil) de la novela, con todas las reglas y costumbres de la abadía y el clero que la habita, son perfectamente relativizadas/obviadas por Annaud lo que, yo al menos, le agradezco horrores (bravo). Un  Annaud que, además, no perderá pistonada con su siguiente referencia (aquella maravilla de "El oso" que, particularmente, me agradó como mínimo igual que el film de hoy), aunque después, eso sí, ya lo perdamos en el tiempo (lástima) con cosas del tipo "Siete años en el Tíbet" y demás. En resumen, "El nombre de la rosa", un film de intriga notable y recomendable según lo veo (y de difícil comparar en cierta medida, al tanto), cuya caducidad no se adivina por lejos que quede el horizonte y aún a  pesar de las cuatro puñetillas que de buscarse se encuentran... Que hasta nos dió para base del mítico juego de "La abadía del crimen" para Amstrad (etc), qué narices. Un respeto.

GUZZTÓMETRO: 8/10

Pd. Viva el "tracking" !

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