EL INCINERADOR DE CADÁVERES (1969)

"El incinerador de cadáveres" es un film checoslovaco en blanco y negro de finales de los 60 cuya principal propuesta es ofrecer una suerte de sátira, en clave de humor negro (negrísimo), a costa de los preceptos más reconocidos del nazismo... Hasta ahí todo bien y hasta puede despertar cierta curiosidad a alguien. El problema es que toda la acción se limita a perseguir, en asfixiante primer plano casi siempre,  a su protagonista (que está como una puta cabra, ni qué decir) y su interminable soliloquio. Lo que, en efecto, acaba por marear al más pintado y, al final, acaba por cercenar casi por completo todo el reverso presuntamente cómico del folletín en favor de un descenso a la locura que, sobretodo visto a ojos de hoy, puede terminar con la mayor de las paciencias. Se entiende que conceptos como "cine experimental", "surrealismo", "film de culto" o "drama psicológico" se repitan al buscar reseñas del film y que, no se dude, goce de cierto privilegio histórico de cara a la "crítica especializada" (tiene ciertas características infalibles en su modo y planteamiento para ello, cabe señalar). Pero, de la misma forma, es una película que, por machacona y reincidente en su discurso, acaba por cargar y sus 90' de duración acaban pareciendo cuatro horas. Imagínense, en lo visual, algo del tipo "Ocurrió cerca de su casa" (aquel film belga noventero que  consistía en perseguir 7/24 a un psicópata en clave de falso documental y que también jugaba  a lo de "comedia negra" en inesquivable b/n que tuvo cierto revuelo en su día), pero en obsesiva primera persona y con un tipo, si cabe, todavía peor de la azotea... Y, ruego atención, en absoluto me parece un mal film quede claro, que tiene sus bondades harto evidentes (en su factura, mayormente): me han gustado especialmente esos contados momentos donde el protagonista, pasando de elipsis y leches, cambia el presente contextual de repente en favor del seguir su relato; lo mismo que algunos planos de los que se te quedan clavados por su intencionada crudeza o, también, algunas muy señaladas -demasiado en verdad y me temo- escenas, como la misma persecución final entre ataudes, por ejemplo. Pero, para servidor al menos, ese reverso cómico-satírico que parece que va a regir (y es cierto que hay momentos puntuales del interminable monólogo donde, innegablemente, funciona) se diluye casi por completo, en favor de una especie de crónica de una locura que más que anunciada es evidente desde el principio (siempre ha estado ahí) y, al final, todo se limita a que veamos la inevitable conclusión asesina que no dejaba espacio para otra cosa. Es decir, nos cambian "ingenio" por "inquietud" y, por muy "de culto" haya quedado para los restos, a mi me deja cierta sensación de que yo venía a por lubina y, ya en casa y al guardar la compra, descubro que el pescadero me ha vendido una trucha... Que no deja de ser pescao y también puede estar bien, si se me quiere entender, pero al final no es lo que me habían vendido y ya. En definitiva que si quiero, a modo alternativa, un film checoslovaco de la misma década y que nunca me falle, voy a seguir apostando claramente por los "Trenes rigurosamente vigilados" de Menzel (quien por cierto aparece como actor secundario en la pelicula hoy comentada). 

GUZZTÓMETRO: 6 / 10

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