LOS ODIOSOS OCHO (2015)

INTRO. No engaña el título, no. Bien odiosos que resultan estos ocho. Sin embargo, qué cosas, más odiosos me resultan aún los dieciocho años que le ha costado al famoso realizador ofrecer(me) una referencia digna de apoltronarse junto a su tripleta de salida inicial. Tal cual. "The Hateful Eight" lo afirmo ya de salida, -para los impacientes y eso-, me parece (al fin y de una puta vez) la película que debería haber seguido a "Jackie Brown" en la filmografía oficial de Tarantino. O la que nos debía a algunos, cuanto menos.


Resumo ahora (y lo más rápido que sea capaz, que es un tema ya aquí abarcado en otras ocasiones) mi historia de amor/odio con el que fuera "el niño terrible de Hollywood", hace ya más de dos décadas. Tarantino, de alguna o varias maneras, nos resultó a muchos algo así como los Nirvana del cine... Recogía los frutos del trabajo inmediatamente anterior de otros (sitúemonos en los últimos ochenta/primeros noventa), que si bien mucho más del agrado de quien suscribe (y varios miles de chusmas similares, faltaría)  no tenía esa gracia -por así decirlo- para ser aceptado por un muy superior número de gentes y gentuzas. Pese a quien pese, Quentin (como los otros en lo suyo) fue la bisagra que abrió la puerta a un tipo de cine que, de nuevo para resumir, lo hubiera tenido mucho más complicado sin su tan puntual y concomitante aportación. E independientemente de que su calidad sea decididamente mayor a lo ofertado por el de Knoxville, o lo resulte a quien toque, vaya (que eso es otro debate). En cualquier caso, y con todos los "peros" con los que quien quiera (o pueda) nos pretenda avinagrar, la progresión Reservoir-Pulp-Jackie ahí queda ya para la historia del medio... Tras ello, por supuesto y eso si, la cosa se va a torcer la de "diosescristo". El "Tarantino personaje" fagocita por completo al "Tarantino cineasta" y, of courses, la cagamos pastorcillos. Este tipo nos tenía que llevar a un nuevo amanecer robando, cual Prometeo embadurnado en ketchup, el fuego de los dioses para llevarlo hasta nosotros, pobre e insulso vulgo. Pues Tarantino era, en efecto, ese chico del videoclú de barrio que se había visto todas las zarrapastrosas series B's y Z's del mundo pero, ojo (primordial), también era un estudioso del medio (así en general) con una devoción indómita por montera y que, no se dude, se las sabía todas de Griffith a Cassavetes, pasando por Godard, su prima la calva y la madre que a todos los parió... Y ello, claro qué sí, tiene su eco (más o menos ubicable) en la inicial progresión -de films- sugerida. ¿Sabían, por fugaz ejemplo, que Tarantino se niega de siempre a filmar con cámaras auxiliares, de esas comodín del "por si acaso" (avezadas a solucionar posibles problemas surjan en el postrero montaje y que tantas extrañezas, sin aparente explicación, han generado en la historia), del mismo e igual modo por el que se solían regir numerosos grandes maestros del medio en otros tiempos?... Todo eso, ese celo en y por generar una voz propia, desaparece tras la tripleta sugerida. Le señalan como el adalid de "lo cutre" (utilicen el eufemismo que prefieran si ello no les atrae o convence, pero en eso nos quedamos), y hace una "kungfutera" chorrada efectista y barata (y no al presupuesto asignado para el film me refiero, precisamente) a mayor gloria de su entonces querida Uma Thurman que, sin dejar de tener sus momentos de entretenimiento, es algo para lo que (está claro) ya tenemos a los John Woo y Rodríguez de este puñetero mundo... Él nos prometía (y nos daba, hasta llegar ahí) más. Y pónganle el aderezo que prefieran, faltaría, pero esto fue y era así. 


En ese punto casi recibimos o aceptamos con cierta aquiescencia la charlotada aquella del "Death proof", que ya era vendida como una gamberrada sin ambages en sanguinolento díptico con la (todavía mayor) memez a juego de su colega mexicano (al alejarse el asunto, desde su premisa de origen, de la desorbitada sobreestimación masiva -tan incomprensible para algunos- de lo de las katanas y chándales amarillos). La lectura positiva era entonces: "bueno, ya ha iconizado a la parienta y ya ha hecho la gamberrada con su amiguete... ahora volverá donde lo dejamos"... Y no. Rotundamente, no. Aunque, para mi al menos, "Malditos bastardos" vuela bastante  por encima de kárates y "desencadenaciones" (obviemos la mentada gamberrada anterior -de hecho, creo recordar que él mismo no lo cuenta entre esos diez films que quiere hacer en total-), por muy concretos y puntuales logros en forma de disgregación gratuita (en la buena y bienvenida acepción de ello), el arco argumental no deja de ser afín a cualquier martingala setentera de Bronson ajusticiando a todo julián se le cruce... Ello, para agilizar en la medida posible, alcanza el pleno epítome en "Django unchained" (que es como Kill Bill pero en el oeste y, por ende, con disparos en vez de espadazos)... Hay, seamos justos, siempre alguna puesta en escena, alguna set piece contada, reseñable en todos sus films (un maniático nunca deja de serlo del todo, diáfano ello) pero, sea como fuere: ¿volverá Tarantino a hacer alguna vez el cine que para algunos -más de los/las que pareciera, se lo aseguro- era capaz de realizar o, por contra, seguirá haciendo brochas gordas de venganzas mil -puerilmente ocultas en contexto toque- hasta el fin?... O, si se prefiere: ¿volverá a buscar "su cine" o se limitará a seguir con "lo que de él se espera"?. Tarantino mola siempre en el sentido que a algunos popes y pedorros varios del medio, los que mandan en esto de los premios (por ejemplo), no les queda otra que nominarle en varias categorías siempre que estrena (por puro revisionismo y crudas comparativas, Tarantino al igual que los hoy tan venidos a menos Coen o hasta -el para mi prácticamente siempre innecesario- Burton, queda muy por encima de los Nolans, Boyles y/o Shyamalans de turno), pero en respuesta a las preguntas que anteceden, y siendo completamente honesto, la respuesta parecía, hasta hace nada y menos, lo más alejado posible a una afirmación... Siquiera parcial, y aún con buenas y asertivas intenciones/predisposiciones de por medio. Es entonces cuando, el muy pedazo de cabrón y contra pronóstico positivo previo se nos cruce, entregaba (que hace un par de añitos ya) este odioso octeto en forma de western post-secesionista al trote "morriconero"...  Dieciocho años, Quentin. Ya te vale.


"SINOPSIS PRESTADA". Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como se aproxima una ventisca, los cuatro se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local se topan con cuatro rostros desconocidos: el mexicano Bob (Demian Bichir), Oswaldo Mobray (Tim Roth), verdugo de Red Rock, el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el general confederado Sanford Smithers (Bruce Dern). Mientras la tormenta cae sobre la parada de montaña, los ocho viajeros descubren que tal vez no lleguen hasta Red Rock después de todo.


A FAVOR. Cabe precisar antes de nada que se debe o conviene valorar éste film de forma intrínseca (o por lo menos en la humilde opinión propia). Huyendo ex profeso de comparativas directas con la obra inmediatamente anterior del realizador. En caso contrario, ese notable muy alto que le encasqueto (y bien feliz por ello) al final se torna, por pura causa-efecto, en "jodida masterpiece inamovible en la historia toda del cine"... Tal cual se lo cuento, oigan. Por otro lado, que el aquí oscarizado Ennio Morricone (mi compositor de soundtracks predilecto, ya puestos y de gratis que se lo llevan ello) es dios, es algo por lo que se puede pasar de puntillas tan ricamente y sin mucho problema (por lo netamente obviable del asunto). Morricone pariendo una soundtrack digna de llevar su firma. Fin del tema, sin más. Aunque, desde luego, hay más cine bajo su batuta, y la sabiduría visual del amigo Quentin, en esos créditos con el travelling circular en slow time a la tumba enterrada en la nieve, y con el carromato acercándose,  que en todos los obstinatos recurrentes hasta el hastío del tan cacareado Nolan de los cojones hasta día presente... Por ejemplo. Magnífico Tarantino en cualquier caso para la medición de tiempos narrativos, eso no se dude. De hecho, puede que encontremos aquí seguramente, más que en cualquier otro aspecto, esa sensación de "ha vuelto" que a algunos nos resulta, en mayor o menor grado de aceptación, éste estupendo film. Aunque, ruego atención, de quedarme con una cosa y sólo una en las últimas, creo que lo haría con la construcción de roles (y una ronda de lo que quiera al director/a de casting a la voz de ya). Tenemos a Madsen haciendo de Madsen (no creo o parece que pueda hacer otra cosa, por otro lado, aunque bienvenido sea siempre para este tipo de rol determinado) y/o, lo que es infinitamente mejor: a Roth haciendo un poco lo que le sale del badajo, a destacar visiblemente ambos de entre los personajes menos abiertamente protagónicos. Y sin olvidar (para morirse aplaudiendo, que se merece el punto y seguido para él solo) esa mirada del gran y veterano Bruce Dern que funde el hielo, mientras trata en vano de aguantar estoicamente la impagable y vejatoria andanada verborreíca a la que se encuentra tan crudamente expuesto hacia la mitad del film... Aunque, qué duda cabe, son Russell, Jackson, Leigh y éste Walton Goggins (el más pirado de todos los hijos de puta que aparecían en la serie "The shield") que espero salga de aquí reforzado para hacer lo que la gana le dé en el futuro (qué buen actor, hostias y con perdón por "la jerga técnica", como siempre), los que más y mejor brillan. Y, ya puestos, aunque insisto que Goggins está muy -MUY- bien y que, desde luego, Kurt Russell resulta aquí la leche a todos los niveles (y eso sin entrar en lo pavloviano del "efecto nostalgia", Carpenter mediante y al verle con barbas, nieve alrededor y un peligro inminente en liza), lo de mi tan admirada desde ni me acuerdo -y tan aquí ajada y hecha mierda- Jennifer Jason Leigh (mi actriz yanqui de su generación predilecta sólo por detrás de Marcia Gay Harden) devorando el film sin miramientos en tantas y tantas ocasiones y, cómo no, lo de Samuel L. Jackson haciendo de trasunto imposible de Poirot en forma de "cazarrecompensas putámico" pistolas en ristre, resultan (y son) cosas de imposible pagar... No falta la verbena de la paloma, además ("que ningún deep fan incondicional se me ponga nervioso", que pensaría el hacedor de Pulp Fiction), a modo hiperbólica y desmadrada sangría de despedida. És Tarantino (no se requieren más explicaciones). ¿Qué más quieren?. Todo el estilo y toda la gamberrada del realizador se abrazan plenamente de nuevo, tras una mayoría de edad de duro hiato en el tiempo, en "The hateful eight". Muy bien. Aplausos de nuevo (qué ya era puta hora conviene insistir lo que sea menester, si) en la grada y, lo que me es muchísimo más revelador de cara a lo que en verdad me ha agradado y convencido esta película (más allá de cualquier astracanada que puede teclear o no aquí), su siguiente film es algo que de nuevo -y para bien o mal a posteriori, que todo llegará o no- vuelve a intrigarme... 


EN CONTRA. Que, por cerrazón automática (seguramente merecida, por otro lado) producto del declive del cineasta en proporción a lo que prometía en sus inicios, se meta a este odioso grupo en la misma estantería que Bills, bastardos y Djangos... Esto es mucho más película, se enfrente el tema desde cualesquiera sea el frente que de la cochina gana de señalar. Esto es así, incluso y para rematar epígrafe en "cuñado mode" ni que sea.

CONCLUSIÓN. Casi dos décadas después de "Jackie Brown" Tarantino vuelve a hacer una particular, truculenta y muy bien hilvanada "historia de personajes" ubicada en tiempos y espacios concretos, en vez de extrapolar la estructura de "Yo soy la justicia 3" al cine de kung-fu, nazis o cowboys (en clave de "sentío homenaje a la Serie B mode" para pretender disimular carencias y mayores inris)... Queda el innegociable ketchup como común denominador, está claro (que por mi no hay problema, nunca lo ha habido a decir verdad, por ese lance y lugar de encuentro concreto de su cine), pero los tirones efectistas a fin de epatar porqué sí (sin incrustarse de forma natural a la cadencia narrativa) desaparecen, de una maldita vez, y para volver a dar la bienvenida a los inesperados giros regados de humor negro y mala leche que proyectan una nueva, intencionada y completamente distinta situación desde ellos. El penúltimo acto (pues, -que no lo puse antes-, estamos ante un film dispuesto en capítulos), con el flashback más largo de los dos que hay en el film (y dando por bueno como tal el primero, que habría debate a lo mejor), y donde todo el mundo (nosotros el público, entiéndase) sabe lo que va a ocurrir pero, definitivamente, el muy canalla logra que nos echemos atrás en el asiento para disfrutar simple y llanamente como enanos de como nos quiere explicar el chiste, es uno de los momentos más brillantes y conseguidos en la carrera del cineasta. Tal cual y con amplia holgura. Y ello es solo un ejemplo, además (aunque ese diálogo directo y explícito para con  todo lo que precede -que es lo que sucede- que desde ahí se logra, de magnífico -como mínimo- no me baja). Otro día, aunque esta entrada me quedó "algo breve", ya les aburriré a lo mejor con lo que me ha retrotraído esto a las bisoñas y queridas lecturas del "Blueberry" de Giraud o, en definitiva, con lo mucho que me agradan estas historias ("crepusculares" o no, aunque siempre queda guay ponerlo, si) del oeste inmediatamente posterior a la guerra secesionista yanqui, donde tantos y tantos combatientes tuvieron que reinventarse en dios sabe qué para poder susbsistir... De momento, y quién lo iba a decir a estas alturas de guiso, tenemos al granuja de Tarantino de vuelta. Sin paliativos parciales ni matices valgan. A lo grande y de muy contundente manera. Lo que, habida cuenta de como anda la onza de cine de calidad en salas hoy por hoy (y/o desde ya hace lo suyo, no nos engañemos), de poca cosa tiene bien poco... Nada, en realidad. 


GUZZTÓMETRO: 8'5 / 10

Comentarios

Entradas populares de este blog

ÉRASE UNA VEZ EN... HOLLYWOOD (2019)

YOUR NAME (2016)

UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO (1956)