CINEAÑADAS : 2001

... Y casi cuatro años más tarde vamos con un nuevo listado de films favoritos de una temporada concreta. En esta ocasión se opta por una remesa mucho más cercana en el tiempo, como son las referencias surgidas durante el todavía relativamente reciente 2001. La excusa es tan liviana (y gratuita) como enfrentarnos a aquellos largometrajes que nos cumpliran la mayoría de edad durante el año en curso. Sin más. También, cierto ello, se trata de la "cineañada" más moderna hasta momento presente en el espacio. Y con diferencia, además. Lo que, quizá, pueda generarle cierto debate a según quien de cara a la vigencia y grandeza (o no) de determinados títulos concretos... Hay parte, en el segmento más carcunda dentro del mundillo éste de la cinefilia, que necesita a veces de un mínimo de cuatro décadas antes de considerar, seriamente al menos, la entrada (o no, again) de una obra dentro del selecto grupúsculo de "las grandes"... Y me consta mucho porque, a qué negarlo, servidor opera de vez en cuando bajo dichos y tan rancios como inexcusables dogmas. 2001, sea como fuere... El año donde el más insignificante reducto de crediblidad que aún pudiera quedarle a "la Academia" se va definitivamente a la mierda ya del todo, en ese "épico" momento donde el funcionarial, inexpresivo y bobalicón cine de Ron Howard se impuso al mundo de Tolkien on screen por un lado y por el otro, infinitamente más hiriente y deleznable a la sazón, a nombres tan legendarios como los de Scott, Altman y Lynch (viniendo los dos últimos, además, con sendas masterpieces incuestionables del santo copón bendito bajo el sobaco).


Como siempre ocurre, y justo antes de empezar con el listado, no puede dejar de señalarse el hecho de que por lógicas circunstancias de espacio y tiempo, el asunto se limita a únicamente unas pocas referencias concretas. Aunque sin embargo, no se dude y también como siempre al atacar este tipo de verbenas en la casa, antes de definir y sintetizar el rol que sigue se ha indagado en varias páginas y lugares en pos de, en posibles medidas, no dejarse nada significante en tinteros y de cara a las subjetivas querencias propias. Y alguna fastidió de dejarse fuera (tampoco se dude esto), lo mismo que otras lo "lograron" con toda la intención... Y después,finalmente, esta el caso de "Amelie", que me moriré sin saber si me gusta o no de verdad (un caso extraño para mi: lo que mé gusta del film me gusta mucho pero, a su vez, lo que no lo hace me parece directamente punible ante juez, conviviendo ambos estadios en un 50% casi perfecto, además)... A por ello, ahora ya en serio y en cualquier caso, no sin antes recomendarles (aunque fugazmente sea) el documental de los "Nómadas del viento", claro.


10. En la habitación / "In the Bedroom" (Todd Field). Por indie que a priori fuera y por mucha soundtrack de Thomas Newman que tuviera, "In the bedroom" es ante todo un dramón de los de manual. Curioso caso el de Field, además. Al menos como realizador (pues también es actor): sólo dos films en su carrera hasta momento presente y ambos muy ampliamente aplaudidos por la crítica aunque, por contra, sin mucha intención posterior (pareciera) de prodigarse más allá... El primero de ellos, el aquí destacado, es un monumental duelo interpretativo entre Tom Wilkinson y Sissy Spacek (sin olvidarnos de una también magnífica Tomei) que defiende, por si solo, la recomendabuilidad expresa del film. No es, a qué engañarse, un largometraje ligero en el sentido de que, en efecto, es de esos a los que "hay que encontrarles el momento". Pero, atención, tampoco es un film, póngamos, "difícil". Precisamente su principal poder y mayor virtud recae en su crudeza y falta de ambages. Posee silencios alargados de esos que tanto agradan a la parroquia gafapasta, en efecto, pero Field no se hace lios tratando de epatar a nadie porqué sí (a lo Solondz) ni tampoco agobia suspendiendo emociones de forma abusiva hasta hacerles perder a éstas su valor (a lo Coixet). Un muy meritorio equilibro de expresividad y emotividad el logrado por Field en definitiva y del que, me atrevo a conjeturar, el mismo maestro Bergman se sentiría bien  orgulloso.

9. Enemigo a las puertas / "Enemy at the Gates" (Jean-Jacques Annaud). Ya hace tiempo que se evidenció la incapacidad de Annaud por dar proyección a ese segundo lustro ochentero suyo donde, entre rosas y osos, todo auguraba una carrera futura completamente imparable. De verdad que intenté ver un par de veces "El amante", y tampoco descarto intentarlo de nuevo alguna otra vez (la calidad en puro y simple oficio del cineasta es, al margen de otras cuestiones, considerable), pero es que se me hace más bola que un bocata churros... Y, por si poco fuera, lo de los años en el Tíbet con Brad Pitt subleva el paisajismo preciosista a indisimulable coñazo del averno por mucho John Williams medie. Con todo, menos mal, vaya esta excepción... Porque, desde luego, "Enemigo a las puertas" me parece todo un señor peliculón. Que a nadie despiste aquello tan manido del "basado en hecho reales" (y aunque lo sea, y muy famoso además). La historia se agarra a la realidad que trata y logra reproducir (cosa muy aplaudida en su momento) y merced a un elenco tremendo, con un Law al frente -en el que podría ser el papel de su vida fácilmente- y un Harris que hace pequeños a todos y todas como marcial antagonista, se alcanzan aquí cotas de puro y duro cine de muy alto octanaje... Pero si hasta logra Annaud que Joseph Fiennes parezca un buen actor y todo... A qué más.

8. Los otros (Alejandro Amenábar). Nunca seré demasiado fan de "Tesis" me temo. E, igualmente, "Abre los ojos" me parece un quiero y no puedo de los que duelen. Con todo, "Los otros" me merece un film muy notable, y sin dobleces ni medias tintas se crucen. Además, importante, me parece que envejece de narices y, de hecho, es una película cuya estima me sigue creciendo con el pasar de los tiempos. Quizá, al hacerse también uno mayor (lógico), se va aprendiendo a dejarse de las tontunas del veinteañero que pretende saberlo todo y un día, de repente (y extrapolando para el caso nos ocupa), el hecho de que nos recuerde en varios pasajes a aquella imprescindible "The innocents" de los primeros 60 o alguna otra, deja de puntuarnos (para mal) para empezar, al fin, a considerar al film de Amenábar de forma intrínseca y como realmente procede. Y ahí es donde la cosa coge fondo y fuerza. Además, que de "coger prestado" a la postre, y ni que muy parcialmente sea, no se libran ni los Lumiere (qué narices). "Los otros" es un film con una ambientación magnética, unas interpretaciones intachables y un mimo por la forma que excede en mucho la dependencia del "giro final" en pos del efecto tramposo que da sentido a todo sobre la bocina final. Pues la conclusión de "The others" es, en efecto, la cereza en el pastel. Simple y llanamente. Antes hemos visto también una gran película que, no se dude, micciona desde mucho más arriba que todos los sextos sentidos -y similares- de este mundo juntos.

7. La maldición del escorpión de jade / "The Curse of the Jade Scorpion" (Woody Allen). Como todavía no se ha llegado a este film dentro del interminable ciclo dedicado a Allen sito en este blog, conviene señalar que se espera atacar aquí (y como procede) al susodicho en algún tiempo futuro (no muy lejano, de ser posible). Dicho queda. Desde ahí, señalar que estamos con esta "maldición" ante el penúltimo escalón que realmente me cuenta, dentro del tan ingente opus del realizador hasta fecha presente. De hecho, resulta bastante revelador reparar en que esta película y la siguiente serán ya las últimas con un Allen absolutamente protagónico y en danza durante todo el metraje. En cualquier caso, se logra aquí algo realmente divertido y tan bien cuidado (en formas y modos) que ni tan siquiera la co-protagonización de Helen Hunt -de la que no soy precisamente fan- consigue estropeármelo. Cosa por cierto, y que se lo aseguro a tod@s, nada fácil... Magnífica ambientación, ritmo y diálogos sin tregua y algunas de las últimas grandes escenas cómicas del cineasta (ojo a los encuentros con Charlize Theron, que son oro), bien valen que descalbaguemos a este film (y a "Hollywood ending", de forma aún más acusada) de las medianías que rigen en prácticamente toda la obra neomilenaria de Allen. Lejos de sus grandes tótems pretéritos, que tampoco está bien engañarse, pero (si no median prejuicios y se acerca quien fuere con la "mirada limpia") con todavía el aroma suficiente del "gran Woody Allen" para ser recordada. Que lo merece.

6. El hombre que nunca estuvo allí / "The Man Who Wasn't There" (Joel Coen). A pesar de contarles uno (que soy yo) hasta tres films completamente imperdonables a los hermanitos, lo cierto es que con todo el "decaer" de su cine que se quiera (con el pasar del tiempo y tal) en esta casa siempre se ha sido bastante "coeniano". Las cosas como son. Con todo, y de la misma forma, también soy de los que ven muy claramente (o de los que cuya vergüenza mínima les alcanza para no negar evidencias) unos Coen pre y post-Lebowski (-"Nota" included en la parte buena, ni qué decir-). Los siete primeros films, con los matices que se quiera y vaya (desde ahí, con alguna que otra posible excepción, servidor es de los que ya empieza a contar -no sin cierto dolor- "grandes aciertos parciales" más que films enteros perfectamente facturados) ...Aunque, atención, que en verdad son ocho. Hay que contar uno más, como con los mosqueteros, y por supuesto es éste: "The Man Who Wasn't There". Que en verdad estaba previsto fuera su octava referencia, pero las prisas surgidas de la oportunidad de trabajar con Clooney precipitaron el proyecto de la bastante irregular "O brother".  Suerte de noir disfrazado de drama costumbrista, o precisamente al revés, que sirvió a los Coen para ofrecernos uno de sus films más poderosos en lo visual y, a su vez, personales en lo narrativo. Magnífico Thorton con su hierático barbero de provincias protagonista como, y que quién lo iba a dudar ya a esas alturas, magnífica resulta igualmente la partitura del siempre fiel Sr. Burwell. Su afiladísimo humor negro, unos pocos pero selectos secundarios de postín y su tan inteligente uso de lo anticlimático hacen el resto para éste, seguramente el largometraje más visualmente elegante (al generalizar, en su conjunto) de los Hmnos. Coen hasta hoy.

5. El señor de los anillos: La comunidad del anillo / "The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring" (Peter Jackson). El cine de fantasía y la alta consideración por parte de la "crítica especializada" no suelen ser compañeros de viaje muy recurrentes. De hecho, suelen repelerse ya de primeras y sin mediar ni esperarse explicación alguna. Pero atención, sea por la magia tolkieniana, por el oficio de Jackson (-cineasta que personalmente, fuera de alguna chaladura gore a recordar con cariño desde sus inicios o por supuesto esta tan famosa trilogía del anillo, me parece tan necesario como una chancla con visera-) o por el simple y consabido "vaya usté a saber" de turno, éste largometraje gozó de una acepción global como bastante contundente. Sobretodo éste. O ésta, la primera en definitiva... Y no disimulen los fans de Bresson y Ozu del fondo, sí esos que hacen ver que la cosa no va con ellos, que esta entrega inicial nos gustó a todos. Después ya la irá cagando poco a poco Jackson (aunque sin perder nunca el norte del todo, que eso en justicia -y al igual que ocurre con la titánica condición de su esfuerzo- no se le puede negar), pero "La comunidad..." a pesar de cargarse a Glorfindel para poner a la hija del de Aerosmith, de no mentar al gran Bombadil ni que sea en un bostezo, o evidenciar (ya de primeras) que el director y los guionistas jamás entendieron un ápice los personajes de los primos de Frodo, -etc-, generó una especie de alegría general y en comándita que ni se puede negar ni es justo de olvidar. Los millones de fans teníamos al fin nuestra Tierra Media on screen en aquel 2001, quién lo hubiera dicho... Fue tal la devoción, la gratitud manifestada, que arrastró ello a medio planeta (y parte del extranjero) a los cines en una especie de conjura súbita de lo que no se libró prácticamente ni el Tato. Como dijo Cate Blanchett, ya a modo broche: "quien quiera sentir la magia de El Señor de los Anillos que se lea los libros, esto sólo son unos magníficos films de aventuras"...Y, concretamente, éste primero siempre nos resultará a muchos el mejor y más nutritivo de dichos films. Con diferencia, además.

4. Gosford Park (Robert Altman). A partir de aquí el nivel se propulsa lo indecible hacia adelante para quien suscribe. No veo a qué negarlo o siquiera disimularlo... Los cuatro films del listado que quedan habitan, en cuentas propias, muy -MUY- por encima del resto de su promoción. De hecho, el reparar en que estas cuatro maravillas fueron expuestas al mundo en la misma temporada ha sido un objeto de inspiración importante para acometer la fechoría de hoy... Empecemos con esta tan impresionante "Gosford Park", la última gran película del gran Altman. Todo un ballet de interpretaciones tan distintas como bien resueltas, con una cantidad de actores (y actorazos) que pueden hacer pensar en algún tipo de ardid vínculado a la magia negra por parte de la persona que se encargara del casting, y un Altman que hace volar el objetivo con una mezcla de suavidad y velocidad al alcance de muy poca gente y para acabar de cimentar esta coralidad tan denodadamente dispuesta que define al film antes y más que cualquier otra cosa. El paso de la parte inicial  con el consabido drama de los de mansión y tentetieso, de "arriba y abajo" si prefieren, al "whodunit" de manual de la postrera, es otro lance de puro aplauso... Sin histerismos, sin casqueria barata... Aparece Fry en su papel de investigador desfacedor de entuertos, el rol más cómico con diferencia del lote, y de repente estamos en otra película. Que es también la misma e igual de buena a la vez. Además, sale Emily Watson que es mi actriz favorita. Qué más puedo pedirle a éste film... En verdad (tirando ya del todo de la manta), el favorito personal de un pedazo de bestia parda como fue Mr.Altman de no existir los "Short cuts" de marras. Fíjense en que nivel de estima me habita.

3. Los Tenenbaums. Una familia de genios / "The Royal Tenenbaums" (Wes Anderson). Ya escribí en la anterior entrada sobre lo mucho que se aprecia la obra del amigo Wes en este lugar. Una mezcla de manierismo esteta por montera y marcado gusto por el absurdo realmente logrado. Único, a decir verdad. Uno puede reconocer al realizador en un solo fotograma y a su vez esperar algún giro cómico que sin duda, tarde o temprano, caerá como la consabida mosca de la paella. Y, con alguna excepción muy señalada y ubicable, el tipo no falla. Estos Tenembaums, además, me resultan con cierta holgura su mejor referencia de la mano con sus posteriores desventuras en el  Hotel Budapest. Una colección de fotogramas a atesorar por el innegociable mimo dispuesto, una banda sonora impagable, algunas secuencias que ahí quedan para la posteridad y, faltaría, un casting perfecto donde hasta lo que, según apriorismos varios, podría chirriar no lo hace en modo alguno. Además, y no poco o menos importante, es realmente divertida. La sola escena de la trepanación de venas al ritmo del tan querido y añorado Elliott Smith ya es un hito en si mismo, igual que cualquier segundo donde aparezca el gigantesco Hackman en pantalla (qué pena que no se prodigara más en la comedia este señor), o también, la mera presencia de la sombra de la Sra. Huston (sobre la que no me atrevo siquiera a intentar definir por ser na debilidad personal muy sonada)... Muchos, demasiados para contarse así en crudo y a vuela pluma, son los activos de esta película que, en definitiva, supuso a Wes Anderson lo de "llegado para quedarse" ya del todo y desde entonces. Asunto que, por supuestísimo se espera y desea, nos dure para rato.

2. Mulholland Drive (David Lynch). Dejando de lado su ninguneada "Dune" ochentera, realizada por encargo de De Laurentis, lo cierto es que las otras dos pelis más "normales" (para entendernos rápido y fácil, a pesar de lo somero) de Lynch son dos "masterpieces" tan rotundas como inolvidables: "El hombre elefante" y "Una historia verdadera"... Y de esta segunda venía precisamente el genial autor antes de enfrentarse al film que ahora toca. El film que dispara la carrera de Naomi Watts e, igualmente, todo un señor bofetón a los que auspiciaban algún tipo de "bestia domesticada" para con los años de madurez creativa del cineasta. Magnífica película a cualquier nivel. Su última gran obra donde, de nuevo, la disgregación estructural, el gusto por lo onírico y lo simbólico atacando a la realidad sin piedad o un sentido por lo estético tan opresivo como retorcido, nos supuso a varios millones algo de un magnetismo tan pleno como inexplicable. Por supuesto, quien así lo quiera, se puede perder en explicaciones y sentidos (irremediablemente subjetivos, por otro lado), o en hacer recuento de fractalidades para que, al menos, le cuadre la estructura global del film... Sin embargo, Mulholland Drive  seguirá siendo al fin otra historia noir de muy oscura base que Lynch nos cuenta de forma directa y asertiva, pero desde ángulos tan extraños como inesperados. Y continuamente. Al igual que ocurre con terciopelos y carreteras, o así lo entiendo yo al menos, lo mejor siempre será dejarse llevar y maravillarse por el proceder de este hombre que siempre, inefable e incompasivamente, juega más a proyectar sensaciones determinadas que cuadrar una "narrativa-tipo" como mandan los cánones... En los que, también inefablemente, se acostumbra a  mear encima. Una fascinación y adicción muy única, y sin comparación clara, la que nos logra este genio a un ingente demasiado importante para hablar alegremente de "poses" o "casualidades" que valgan... Y los vericuetos de Mullholland Drive es a la postre y ni qué decir, de "las gordas" (y por ende imprescindible) suyas.

1. El viaje de Chihiro / "Sen to Chihiro no kamikakushi" (Hayao Miyazaki). Qué pena si alguien se extraña de esto. De verdad lo escribo. Ya no es sólo por que apareza,sin remisión posible, en muy altas posiciones de todo listado de "mejores películas de la vida" se nos cruce, o por ser (simple y llanamente) el mejor film de animación de la historia (con el único permiso real de la obra previa inmediata del propio Sr.Miyazaki y, eso sí, afilando mucho el asunto ello)... "Chihiro" es la Fantasía (así con mayusculaza) hecha película. Con toda la falta de condescendencia del mundo para con el público infantil (práctica poco menos que innegociable para Hayao) y un respeto por el formato clásico "cuento" que puede hacer sonrojar de envidia de Andersen a Dahl y a quien quieran dioses y demonios que se nos cruce. Muy pocas veces, y de darse el caso (particularmente solo se me ocurre la casi centenaria Caligari como posible contendiente), tendremos la sensación de estar viendo un sueño en pantalla a este nivel. Hasta alcanzar la pura ataraxia porque hasta el señor Stendhal se nos queda corto. La tan minimalista como inolvidable música del infalible Hisaishi, en la cúspide de su carrera (faltaría), subraya una sucesión de eventos que, de manera directamente inasumible, funcionan sin mácula amargue tanto en la continuidad narrativa como en la belleza de imágenes. En otro espacio quizá alguien les espetara, así de frente y de gratis, que hay que estar muy amargado y ser muy gris para no rendirse a este largometraje, lo mismo que tratar de relativizarlo un ápice  por su "animada" condición es, sin más, algo propio de un patán impresentable... Por suerte, respiren tranquilos, están en este lugar. Y aquí nos limitamos a rendir pleitesía eterna a éste film que, por resumir, no és sino la genialidad más genial de un genio. Uno sin comparación posible en toda la historia del medio habida o por haber, ya puestos. 

Comentarios

  1. Bonito recuerdo, Guzz. Tengo una asignatura muy pendiente con Miyazaki, cada vez que hablas de él lo pienso. Te dejo doce que me gustaron aquel año:

    La pianista (Michael Haneke)
    Agua templada bajo un puente rojo (Shoei Imamura)
    Millenium Mambo (Hou Hsiao Hsien)
    La cuadrilla (Ken Loach)
    Los otros (Alejandro Amenábar)
    Mulholland Drive (David Lynch)
    La inglesa y el duque (Eric Rohmer)
    Silencio roto (Montxo Armendariz)
    En construcción (José Luis Guerin)
    Amélie (Jean Pierre Jaunet)
    Vete a saber (Jacques Rivette)
    Todo o nada (Mike Leigh)

    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Gracias por tu listado, Gonzalo. Siempre sumando (que tengo algunas pendientes)... En cuanto a Miyazaki a mi me gustan todas en mayor o menor grado, pero ésta y La Princesa Mononoke, muy concretamente, son Historia del medio por propio derecho.

      Abrazo !

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