EL FARO (2019)

INTRO. Mucha expectativa la generada por este film. Demasiada a decir verdad. El estreno de Eggers, "The witch" (2015) -ya repasada en este lugar-, fue un contundente puñetazo en la mesa para el género (fantástico) hasta el punto de, por formalidades y modismos, trascender al propio nicho (fantástico, otra vez) donde a priori debiera haber quedado encajado para siempre y sin mayores fastos. Desde ahí, y aprovechando todo el mundo el dispendio de información que rige desde ya hace años, la forma en que se ha fraguado la continuación de dicho estreno ha sido algo perseguido sin tregua ni medida alguna. Desde la primera ecografía y hasta hoy. Cuestión que, además, se ha ido viendo reforzada por el hecho de que ésta "The lighthouse" ha ido arrasando en todo festival se le cruzase con un consenso, como mínimo, sorprendente. Para crítica y público además y antes -o incluso bastante antes- de su estreno oficial (aprovecho para mencionar que ocurrió ello en otoño en los USA, aunque aquí nos llegara el 10 de enero). Recogiendo ahora una cosa y la otra, la verdad es que me parece ello algo claramente engañoso y que, en la opinión personal, le juega a la contra a un film sobre el que el término "inmersivo" sobrevuela, y de forma muy vistosa, llegada la hora de buscar una vencedora para un hipotético juego de los de "trata de definir -lo que sea a ponderar- en una sola palabra"... Así que, está claro, más vale aparcar todo apriorismo en el cercado de "cosas de ese monstruo llamado hype" y sentarse ante "El faro" con mentes y espíritus lo menos contaminadas nos sea humanamente posible. De lo contrario se corre el riesgo de relativizar las muchas bondades de una obra que, más allá de expectativas inasumibles (directamente), es (de nuevo y gracias Robert Eggers y demás responsables) una explosión de cine en toda la puta cara. Imposible, por todo ello y para terminar epígrafe, no sentir pues una pequeña punzada de vacío al concluir la primera visualización (¡ y cómo no !, si llevamos medio año leyendo que esto es lo más grande desde Murnau en lo suyo)... Aquello del "muy bueno, pero esperaba incluso más". Pero atención, y del mismo modo, que "El faro" tiene una digestión muy agradecida. Magnífica a decir verdad y, cual milagro lentejero del día después, será a posteriori al analizar, diseccionar y recordar cuando, y se lo prometo a todos, podremos apreciar como procede la barbaridad de direcciones en las que se abre y el muy sugerente pedazo de puro cine que se nos regala.

SINOPSIS PRESTADA. Una remota y misteriosa isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano farero Thomas Wake (Willem Dafoe) y su joven ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson) deberán convivir durante cuatro semanas. Su objetivo será mantener el faro en buenas condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complican cuando surjan conflictos por jerarquías de poder entre ambos. (FILMAFFINITY)

A FAVOR. La fotografía de Jarin Blaschke (en b/n para la ocasión y con formato expresionista "pabstoniano" de grano bien gordo -y apunten ese nombre en mayúscula y subrayado por el amor de todo-) vuelve a ser un prodigio y, en definitiva, el mejor de todos los activos del film. El trato (todo) del sonido, que deja tan atrás lo de "envolvente" que es para morirse un mucho de la risa. Las dos interpretaciones prodigiosas hasta la extenuación de Patterson y Dafoe... Sin olvidar lo medido del metraje, su ritmo creciente cuya resolución ves venir desde el minuto 0 pero que no importa (ahí tienen a Shyamalan o, infinitamente mejor aún, la legendaria "Twilight zone" los acólitos de "los finales sorpresa") y, para resumir, el mimo que se intuye para con este film, y desde todos los frentes, por parte del director y el resto de sus hacedores. Sumemos, finalmente, el dispendio de referencias -más o menos sutilmente- apuntadas desde el libreto (de Melville a Conrad, pasando por Lovecraft y/o ciertas dosis de mitología griega, entre otras), que tanto oferta un reverso lúdico (por aquello de reconocerse las cosas o no) como otro netamente nutritivo, desde lo argumental,  pues ejerce de infalible "suma y sigue" en recuentos finales. Pues el qué es verdad o qué no, a la postre, nos debiera importar bien poco: Eggers logra un film que denota personalidad y garra autoral desde todos los poros y se reafirma ya plenamente, que esto es así, en lo de ser uno de los nombres más ilusionantes que tenemos hoy día en nuestro medio favorito (por obra ya pergeñada y, atenciones todas, por pura y dura proyección potencial)... ¿El Wes Anderson del "mal rollo"?. 


EN CONTRA. Del film nada, es un cañón y todo rema a favor aquí. El problema, al tratar de analizar de fuera a dentro, y como ya le ocurría con "La bruja", es que Eggers vuelve a tener de nuevo el mismo problema: el público potencial para su discurso de base. Encarado ello, lógicamente, a una mayor difusión y reconocimiento para su obra y arte (cosa que, para la dirección de este lugar al menos, sin duda merece). En tiempos de superhéroes, tv por cable (ejerciendo intrusismo a lo loco y sin miramientos tercien), remakes, secuelas, precuelas, mediocuelas y/o la chocarrada que se cruce, Robert Eggers parece impelido a mostrarnos una firma diferenciable y un estilo propio como si la vida le fuera en ello. Demasiado "convencional" para el gafapasterío más repelente (ese que no diferencia algo tan necesario como "La gran belleza" de un engendro como "Holy motors", mientras lleve las labels que -les- proceden), y también demasiado "lenta" y/o poco inmediata para los amantes de teenagers descuartizados por el traumatizado enmascarado de turno y variantes... Tampoco tiene el resonar "cool" o la accesibilidad extrema disfrazada de personalidad de otros, claro... ¿Demasiado deudor de lo esteta, además? (ya puestos). Pues sí, seguramente, pero (primordial matiz): con contenido y algo que contar (saludos a Sofia y al Sr. Solondz aquí llegados). Sus silencios incomodan y su mirada, de forma más o menos obvia las veces, siempre va rellena de intención... y bravo por ello. No nos aflojes Robert.

CONCLUSIÓN. Seré muy breve aquí, que se me extendió el texto bastante más de lo que tenía previsto: entre ésta y la surcoreana "Parásitos" está la película del 2019... o al menos hasta que se me demuestre lo contrario (cuestión que estimo altamente complicada tirando a imposible, siendo honesto). Obligatoria sin más y más en los tiempos que gastamos. Y fin.

GUZZTÓMETRO: 9 / 10

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