BABADOOK (2014)

INTRO. La australiana Jennifer Kent se estrenaba como cineasta tras la cámara al colaborar con Trier en aquella pura virguería, siempre a reivindicar por lo menos en esta casa, de "Dogville" (2003). Nada mal, está claro (otra cosa es que se quedara prendada del arte del danés tras ver "Bailar en la oscuridad", cuya opinión propia dejaremos para otro momento pero, desde luego, ya adelanto que muy positiva no resulta). En cualquier caso, y antes de continuar, quizá deba advertirse al lector que, como siempre, éste texto no va a quedar exento de spoilers (recuerden: "si no los he puesto es sólo porque se me han olvidado", que reza uno de los mantras de esta cochambra). Y, en efecto y para solaz de los shyamalanistas de pro, estamos hoy ante un film que juega de alguna manera esa baza del "giro efectista", que tanto gusta a los fans del creador del niño que "a veces ve fiambres" (y que, por contra, a otros nos resulta tan, sino directamente barata, sí claramente avezada a determinados productos del  medio televisivo... de donde jamás debiera salir dicho realizador, excepto en el caso  de la tremenda "The village" -que sigo pensando que no puede ser suya-). Sin embargo, atención (primordial ello), Kent lo logra de una forma netamente narrativa, sin tirones: se ve venir y ya se juega y cuenta con ello. De hecho, ese giro del terror a lo dramático es precisamente lo que da entidad y dote diferencial a su film. Film que, por supuesto, se dio un sopapo de público (que no de crítica) bastante considerable... Pintaba a "peli con monstruito" para llenar salas con teenagers palomiteros y, ni qué decir, el tema no podría estar más alejado de  ello (no era una superproducción, claro... no hay dinero para promoción, se vende como humanamente se pueda -y a quien se pueda- y, faltaría, después pasan "imprevistos"). Poco importó que, a la postre, se revelara la película como un vehículo de desgarradora fuerza (y belleza, a su siniestra manera) que atacaba un tema demasiado serio, y muy raramente tan bien plasmado, concitando realidad, fantasía y simbolismo en casi alquímicas proporciones. 




"SINOPSIS PRESTADA". Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia (Essie Davis) no se ha recuperado todavía, pero tiene que educar a Samuel (Noah Wiseman), su hijo de seis años, que vive aterrorizado por un monstruo que se le aparece en sueños y amenaza con matarlos. Cuando un inquietante libro de cuentos llamado “The Babadook” aparece en su casa, Samuel llega al convencimiento de que el Babadook es la criatura con la que ha estado soñando. Entonces sus alucinaciones se hacen incontrolables y su conducta, impredecible y violenta. Amelia, cada vez más asustada, se ve forzada a medicarle. Pero, de repente, empieza a sentir a su alrededor una presencia siniestra que la lleva a pensar que los temores de su hijo podrían ser reales

A FAVOR. Todos los secundarios de esta película son completamente intrascendentes y acartonados... y no sabemos por qué. La aparencia formal y ritmo empleado son completamente lánguidos y grises... y lo mismo. Sólo tenemos a un niño con evidentes problemas de histeria y contención (que redefine de paso el concepto "ahostiable", desde casi el primer minuto de su aparición on screen) y una torturada, más que meramente sufrida, madre que ni sabe ni entiende qué le ocurre... Ambos intérpretes, breve pero insaltable paréntesis, espectaculares: tanto  Essie Davis (que se echa a la espalda el cesto entero del film sin que se resienta el menor mimbre nunca), como el mentando infante -hijo de Satán-, Noah Wiseman, debieran haber dejado al mundo académico (y festivalero) del medio sin premios, de darse un algo -siquiera una pizca- de justicia en dicho medio... Desde aquí (y ruego atención con lo arriba explicado de los spoilers en ésta casa, lo mismo que con la "sinopsis expoliada" posterior), solo cabe irse rindiendo, durante el trayecto/metraje, a una historia que, de hecho, no deja de ser un cuento, por mucha clave gótico-pesadillesca calce, de presentación-nudo-desenlace, y hasta con su moraleja (perfecta, el mejor aplauso de una obra ya de por si plausible en varios frentes) a cuestas. Porque es al descubrir que éste atemorizante "Babadook", con el que "sueña" el niño, no es sino la manifestación de la depresión de su madre -generada desde lo explicado en la primera frase de la sinopsis-  cuando todo lo anteriormente dispuesto cobra sentido... Y lo vas viendo venir de a poco, sin pausa ni margen de error (de nuevo fantástico en cadencias y tiempos el trabajo de Kent), y se nota que así se quiere que resulte ya que, sin duda, és ahí donde reside el mayor y mejor activo del todo generado: es un drama crudo y altamente hijoputesco lo que aquí tenemos realmente delante. Drama que, únicamente y eso sí, le ha robado a alguien el disfraz de Halloween en un descuido (y a modo de tan obvia como simbólica licencia narrativa). Y, ojo, que si que hay escenas de terror explícito (con "el bicho" con sombrero en danza y tal) también, pero, irremediablemente, dichas escenas pasan a ser el Bambi -o similar- de marras, y de forma automática, al comparar con el auténtico terror que aquí se propone. Porque, una vez se asimila dicho significante real, es cuando la percepción y empatía para con el crío -hasta entonces tan exageradamente odioso- nos da un 180, cuando entendemos esa relación fría y falta de alma con el resto y, cómo no, cuando (en un ejercicio de metalenguaje impagable por parte de la realizadora -¡cabrona!, de paso-) la mortecina fotografía y las apáticas imágenes (y puestas en escena) te empapan y calan de forma tan luctuosa como inevitable. Y, atención, lo mejor para su inmejorable conclusión: el monstruo acaba encadenado en el sótano, viviendo entre sombras y siendo alimentado de a diario con toda cautela y respetuoso mimo... Y el niño que pregunta: "¿Cómo está hoy mamá"?... Genial. Esto no es un producto-drama de Hollywood para consumo masivo, caro en costes pero pobre y artificial en contenidos, y otra resolución (un fantástico o bíblico "alejop, que ya me he curado de golpe") hubiera abaratado y, lo que es mucho peor, frivolizado con lo que se nos presenta. Kent tiene la sabiduría de plasmar que con "eso" no hay birlibirloque chorras que medie en concluidas cuentas (y por mucha ficción que, en definitiva, sea su cuento). Que se tiene que aprender a vivir como se pueda (y sin más) con ello, a domeñarlo hasta que el mal queda somatizado y aplastado por la bondad (en sus distintas formas) o, al menos, lo más aplastado que se pueda lograr... Dicho logro, el de su protagonista en su historia y por cierto, me parece a mí mucho -MUCHO- más épico y heroico que el de todos los films con gente en calzoncillos volando y/o astronaves disparando que el cine de hoy nos pueda ofertar en tan abusiva profusión. 


EN CONTRA. Que gran parte del público no se encontrara con el slasher (fantástico o no, pero con antagonista de carnaval en cualquier caso) que esperaba y le diera la espalda de forma tan abiertamente soez. "Babadook" no es otro film de terror al uso, en efecto... Pero, sin atisbo mínimo de duda, es un film terrorífico a todas luces y sombras (sobretodo sombras). Mucho, lo indecible de más de lo que cualquier mamarracho disfrazado, puñal en ristre y a la carrera, pueda generar. Demasiada gente que acudió a verla para "pasarlo mal", no esperaba realmente "pasarlo mal" (qué cosas)... y muchísimo menos encontrarse con algo que les obligara a discurrir a posteriori o, desde luego, que les afectara el ánimo con el denuedo y precisión que aquí se alcanza. 

CONCLUSIÓN.Su cortometraje "Monster", de casi una década atrás en el tiempo, no dejó plenamente  satisfecha a la realizadora. Está claro. Ese monstruo era, a su vez, "la criatura" de Kent (quien doy por obviado que además de dirigir, firma el guión original de corto y largometraje). Un Frankenstein particular lo mismo que una idea que, y el tiempo le da holgadamente la razón, merecía un desarrollo muy mayor. El efecto que persigue y a la postre logra, además (y para tratar de sintetizar), sería algo afín a la siguiente escena: 

... Imaginen la tópica postal de un grupo de niños de doce años de colonias, por la noche y alrededor de una hoguera mientras el "monitor random" de turno les explica "relatos de terror"... cuando el pobre tipo lleva ya cuatro del tirón, y ahí ni dios ni demonio hace ademán o gesto mínimo de tener intención de acostarse, tiene que soportar además al retaco listillo e insufrible de turno: "A mi esto no me da ningún miedo. Otra más pero que sea de terror de verdad, ¿eh?, ¿eh?" (a sumar desde ahí distintas formas de asertividad y aquiescencia por parte de los demás gremlins)... Entonces el monitor random (al que a partir de ahora ya llamaremos José Mª, porque tiene toda nuestra simpatía y es como de la familia) piensa para si: "Cabritos, pues os vais a cagar, hombre ya... Ahora si que no dormiréis, malditos"... Y entonces José Mª les explica Babadook. Y los niños quedan traumatizados. Y se marchan a la cama, donde ocuparán las próximas (infinitas) horas de noche que les aguardan mirando techos, o partes inferiores de somieres de literas, con los ojos abiertos como platos para tortilla de quince huevos... Por su parte, José Mª saldrá al porche (o similar) de la casa de colonias, se dejará caer en el balancín satisfecho consigo mismo como en muy pocas ocasiones ha logrado en ésta vida e, incluso (¿por qué no?), puede que se lie un peta mientras se pone un disco de Joni Mitchell, para ya hacerse uno, en plena paz reparadora y comunión total con la misma madre naturaleza. Fin.

Ese és, ejerciendo el trasunto con los niños de acampada y extrapolando (y con perdón por "la historieta" que se llevan a casa de gratis, de proceder), el sentir final que éste film puede causar al incauto y/o desprevenido. Desde ahí, solo aplaudir una última vez el intachable trabajo de sus dos protagonistas y, sobretodo, la valentía de Jennifer Kent  por abordar un tema tan incómodo como es la depresión (uno de esos términos utilizados sin sentido y de forma recurrente por millones pero que, en su acepción real y/o patológica, esconde un -en efecto- monstruo incomprensible para los que por suerte jamás hemos caído en sus garras), de forma tan lírica como directa. Diferente, crudo, incómodo y claustrofóbico pero, por encima de cualquier otra consideración, necesario film. Toda una victoria, al humilde entender de éste lugar y en verdad.


GUZZTÓMETRO:  9 / 10

Comentarios

  1. Hola, primero decir que me parece un gran blog este tuyo.
    Sobre el film, la verdad es que tiene una atmósfera muy lograda. Una especie de cuento de terror, donde todo está bien puesto. Pero para mi no pasa simplemente de correcta.
    Me pasaré a menudo por aquí.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, victor. En cuanto a apreciaciones del film cualquier opinión sea bienvenida aquí, aunque en este caso, eso sí, yo esto lo tengo en bastante más alta consideración. Podría debatir medio punto, quizá, pero al final, el muy pocas veces atacado e incómodo tema que realmente abarca (y cómo lo hace -que es un film éste macerado muchos años a fuego lento-) me pesa demasiado.
      Saludos !

      Eliminar
  2. toodo el mundo que conozco habla maravillas del filme por lo que no hay excusa para no echarle una visión

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdón entonces por la "spoilerización", Bernardo. Ruego hincapié en ese momento en que salta el resorte y uno cae en la cuenta de que va realmente el film. Insisto que para mi es más un drama (macabro sin duda, pero drama al fin) que un film de terror propiamente.
      Saludos guzzeros !

      Eliminar
    2. Exacto....nos la vendieron como peli de terror. pero es más bien como dices, un drama con toque sobrenatural.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

ÉRASE UNA VEZ EN... HOLLYWOOD (2019)

YOUR NAME (2016)

UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO (1956)