AMENAZA EN LA SOMBRA (1973)

INTRO. Nos acercamos hoy, mediante tan rijosa fórmula, a este tercer film del inglés Nicolas Roeg. Heredera,-de alguna manera y como por ejemplo de varios posibles ocurrió unos pocos años antes con la famosa semilla de Polanski-, de aquellos films de misterio de los primeros 60 que (jugando o no con el fantástico) ofrecían una nueva manera de plasmar suspense on screen en unos modos que rehuían con denuedo lo explícito para alcanzar, mediante sugerencias e inquietudes, unas cotas de mal rollo no anteriormente vistas en el cine. De hecho, el propio Don Alfredo ejerció de mascarón de proa en aquellos inicios sesenteros a la hora de plasmar estas formas menos mundanas (póngamos) para el suspense. Lo que no deja de ser normal, no en vano su "Rebeca" como en cierto modo "Luz de Gas"  (o que agoniza, si prefieren la versión de Cukor), por poner otra, ya habían ejercitado similares palos un par de décadas antes. Cosa que además me sirve para hilvanar, finalmente, con la película de hoy ya que, al igual que las mentadas desventuras en Manderley con Joan Fontaine o "Los pájaros" -directamente-, todo sale en definitiva de la pluma de Daphne du Maurier. Y se nota, por supuesto y muy para bien. De la misma forma, si gustan uds de films como "Suspense", la "The haunting" original, "El Carnaval de las Almas", las "Picnic en Hanging Rock" y "La última ola" de Weir, o incluso "La Profecía" y/o, acercándonos todavía mucho más en tiempos, la misma "Los Otros" de Amenabar (sin entrar en comparativas entre ellas, por tono y formas, me refiero), no creo que lo pasen demasiado mal con el film hoy propuesto... O sí. Precisamente "sí", pero ya me entienden. 

SINOPSIS PRESTADA. Para intentar superar la reciente y trágica pérdida de su hija, el arquitecto John Baxter y su mujer Laura se trasladan a Venecia con el encargo de restaurar una vieja iglesia. Durante su estancia conocerán a un par de ancianas que dicen haber entrado en comunicación con su difunta hija y que les advierten de un peligro inminente. (FILMAFFINITY)

A FAVOR. Roeg apoya sin problema todo el peso narrativo en unos intachables Sutherland Y Christie, que cumplen como de ellos se espera, envolviéndolos con unos pocos secundarios de, dígase todo, apenas enjundia y plana funcionalidad (por peso en trama y con la única excepción, lógico, del par de ambivalentes -en aparentes intenciones- abuelas). A partir de ahí deja que la trama de Du Maurier trabaje sola y con la ayuda de la banda sonora (irregular y excesivamente presente por momentos) de Pino Donaggio, habitual de De Palma en un futuro entonces no muy lejano (ya que nos ponemos), se recoge en lo que real y muy marcadamente parece interesarle más: la tan potente fuerza visual que nutre, por encima de cualquier otro lance, el film. Tanto a nivel de fotografiar esa Venecia que parece presa de algún tipo de ensoñación impresionista, como de las distintas secuencias que marcan los momentos más turbadores o memorables de la historia, Roeg se deja notar sin disimulo medie. La acción se acelera o decelera a merced de su pulso visual sin autolimitación nos asome y aunque la carpa parezca mantenerse levantada sólo sobre tres pilares básicos (la tragedia inicial, la escena del folleteo y el drama postrero -"en correcalles mode"-), reparamos al final en que el todo resultante nos ha tenido en tensión sin, pareciera, apenas intentarlo. Y, para quien suscribe al menos, no suena a algo precisamente fácil de lograr. Y qué buenísimos actores son tanto Donald como Julie, caray y aunque redundemos en lo obvio.

EN CONTRA. Que no se esté dispuesto a entrar en la imprescindible suspensión de incredulidad casi continua que demanda. Aún atendiendo a su obvio volante "fantástico", el film, que esto es así, puede resultar más irregular de lo que realmente és a los, hoy tan excesivamente proliferantes, "amigos de la lógica".


CONCLUSIÓN. Muy buena película que, además, nos resulta un ejemplo casi insuperable de lo que ocurre cuando un director de fotografía, merced a su pericia (repasen si quieren el currículo previo de Roeg en dicha disciplina que, para resumir, "no está mal"), logra méritos para ponerse  de manera ulterior, y ya del todo, en primera línea de fuego como realizador. Lo que pueden estar barruntando, en efecto o eso pienso yo al menos, se cumple de pleno con Roeg en todas las películas que he visto (que sólo son cuatro, aunque tampoco tenga una filmografía muy extensa y  por otro lado, téngase en cuenta para, en justicia, ofrecer el dudoso beneficio al cineasta), esto és: no parecía importarle demasiado al bastante irregular realizador británico (su carrera fue de las que van de más a menos de forma bastante sangrante) sacrificar estructura narrativa en pos de alcanzar una expresividad visual determinada... Lo que, por defecto, tiene cosas a ponderar en ambos lados de la balanza al hacer recuento. Por suerte, para lo que hoy nos ocupa, dicha "expresividad visual"  en "Don't look now" es tan poderosa que consigue nos importe más bien poco que Venecia tenga tres habitantes tantas veces como convenga, que no se nos explique muy bien los "poderes" precognitivos de un Sutherland que parece no darse ni cuenta o, ya puestos, que la escena sexual del matrimonio protagonista (por otro lado maravillosamente filmada) sea tan necesaria para la trama como la irrupción de un trío mariachis en "Doce hombres sin piedad"... Esas, y muchas otras cuestiones, se desdibujan en el balance final ante la incontestable fuerza de las escenas (e incontestable colección de planos que aprovecha sin miramientos los vericuetos -y tópicos- de la mentada ciudad) que nos regala Roeg para esta "Amenaza en la sombra". Muy recomendable, vaya.

GUZZTÓMETRO:  8'5 / 10

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