LA NOCHE DE HALLOWEEN (1978)

INTRO. No me parece muy justo que alguien a quien se le debe tantas horas de diversión (desacomplejada, además) sólo haya aparecido un par de veces en diez años de blog... Carpenter no se merece esto. Posiblemente el realizador que mayores muestras de humildad y cercanía transmite al ser abordado en entrevista se cruce. Un gamberro con a su vez, y que nadie se engañe, un talento a considerar muy seriamente en sus más altas cotas y que, en el peor de los casos, nos va a entretener de manera casi inefable (saludos a Chevy Chase desde ese "casi"). Hoy toca, además y nada menos, uno de sus dos o tres largometrajes de pleitesía absoluta... Pues aunque no alcancen las correrías del Sr. Myers a lo que después plasmaría Carpenter en su obligatoria revisión de aquella "thing" de su tan admirado Hawks (y para mi al menos y en las últimas su mejor film), qué duda puede haber de que "Halloween" tiene derecho a podio y medalla garantizados en su bastante extenso opus. Y ya que de Hawks tratamos, sigue a rajatabla sus enseñanazas llegada la hora de "encerrar a gente para putearla a espuertas", y se permite para la ocasión el capricho de tener a la hija de Janet Leigh como protagonista y a su retorcida merced. 

SINOPSIS PRESTADA. Durante la noche de Halloween, Michael, un niño de seis años, asesina a su familia con un cuchillo de cocina. Es internado en un psiquiátrico del que huye quince años más tarde, precisamente la víspera de Halloween. El psicópata vuelve a su pueblo y comete una serie de asesinatos. Mientras, uno de los médicos del psiquiátrico le sigue la pista. (FILMAFFINITY)

A FAVOR. "Halloween" tiene un compendio de virtudes del caerse un mucho de espaldas, al hacer recuento, y representa en definitiva (y se me excuse la obviedad, por favor) una de las cimas del cine de terror de siempre. Estamos ante una referencia que por ejemplo, con un presupuesto inferior a los 350.000 dólares, logra convertirse en una de la películas más rentables de la historia a base de puro ingenio y absoluta devoción. Los planos larguísimos, donde vemos a Myers en primer término de espaldas o en la distancia acercándose tan queda como fatalmente en intenciones, son icónicos del medio por propio derecho. Jamie Lee se convierte en actriz antes nuestros ojos bordando su protagonista y Mr. Pleasence logra transferir tanta inquietud con sus tremendistas monólogos como el propio antagonista enmascarado. Las teclas, innegociables, del propio Carpenter son ya leyenda (por básicas resulten a quien fuere) en el apartado musical.  Y, para no alargar, resulta del todo imposible no detenerse un instante en el personaje de Mike Myers en si (creado por Debra Hill y el propio Carpenter) y la fascinación que de forma inmediata proyecta... Un loco fugado tras largos años de perentorio cautiverio (que no menté como se inicia el film pero no creo nadie lo haya olvidado porque, básicamente, no existe esa opción) que, de a poco, se nos descubre como un ente inmortal que encarna ese mal en si mismo que tanto obsesiona y sobre el que tanto nos advierte el Dr. Loomis durante el film. Quizá es fácil despistarnos a veces con tantas secuelas habidas, y que oscilan desde el "pues no está mal" a la vergüenza ajena, pero sin duda éste film ("la primera, la buena") debe perdurar por siempre en el justo escalón que tan sobradamente se ganó.

EN CONTRA. Lo inesquivable de ser el film que hace arrancar clara y definitivamente toda la martingala slasher que seguirá hace que se le ponga, por defecto (o en casi todas partes como  poco), al nivel de freddies, jasons y demás... Cosa harto injusta. Hay más cine en cualquier plano de la película de Carpenter que en toda la filmografía de todos los Wes Craven de este mundo. "La noche de Halloween" no será "El séptimo sello" en cuanto a valores cinematográficos y consideración crítica, pero vuela mucho más alto -lo indecible de más- que toda su profusa e ingente explotation, más o menos encubierta y  revienta taquillas, posterior.


CONCLUSIÓN. Más allá de la cuantiosa ristra de datos desde el conocido anecdotario (desde la máscara sacada de un molde con la cara de Shatner a que tenían que recoger las hojas secas para guardarlas de cara a su uso posterior tras cada escena ya que el film no se rodó en la estación que enseña... y lo que en medio pille), "Halloween" deviene un hito en la economía de medios en la historia toda del cine. Carpenter, irredento admirador del género al que mayormente se debe, supo colocar los dineros con maquiavélico acierto. Impresionado por los pináculos del cine de terror yanqui anteriores pero aún relativamente recientes como "La noche de los muertos vivientes" (1970), "El exorcista" (1975) y "La matanza de Texas" (1974), se autoinculcó el deber de "vestir eso de largo". El uso del soporte panaglide (que también usaría Mallick para sus maravillosos "Días del cielo" y que es la steadycam inventada un algo antes en la misma década pero plagiada por Panavision) logró una fluidez y facilitó una serie de escenas jamás anteriormente vistas en el género. Sabía que tenía que apostar claramente por la "parte técnica" (para alcanzar la expresividad desde ahí) y supo lograr que le importaran cero cuestiones del tipo vestuario o soundtracks ("que se lo traigan de casa", o "coño, si la música ya la hago yo con mi casio"). Ese denuedo en el "cómo", casi palpable y diferencial al comparar con el resto de "slashers" que triunfaron durante la siguiente década, otorga a su film un poso de calidad muy especial y característico. Mucha gente confunde de vez en cuando  "suspenses" y "terrores" (y a veces capciosamente, para permitirse al etiquetar así lo primero mirar por encima del hombro a lo segundo) pero, y para terminar, "La noche de Halloween" es a su vez una magnífica muestra de lo primero y, sin lugar a dudas, una de las estaciones con parada más obligada jamás parida de lo segundo. No hay derrota posible. Y ya pueden irse afilando una percha de no coincidir en dicha apreciación, que no queda otra.

GUZZTÓMETRO: 9 / 10


Comentarios

  1. Pues muy de acuerdo, Guzz. También en lo de "La cosa", que considero su obra maestra. Qué grande eres colando por ahí a Bergman como quien no quiere la cosa.

    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. "La cosa" me parece la mejor suya claramente, coincidimos de pleno. Una pena eso tan manido de que coincidió en el tiempo con el puto "ET" (film que detesto como muy pocas cosas en la historia del medio) y no triunfó como debiera, "condenando" a Carpenter a no tocar según que presupuestos... ET... un zurullo de medio metro con ojos en el festival del niño ahostiable... Ay, Steven. Si no fuera por los indis, Tiburón, Catch me if you can (expolio en formas a Scorsese descarado, ya puestos) y muy poco más, casi que podría acabar de definir aquello que siempre pienso desde al menos 3/4 partes de tu obra: poner las soundtrack de Williams a esas películas es como espolvorear una bolsa de bocabits con caviar iraní...
      Abrazo, Gonzalo !

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