LOS ASESINATOS DE MAMÁ (1994)

INTRO. John Waters es un personaje que a algunos nos sugiere sentimientos encontrados. Por un lado está el hecho de que alguien que se rige y motiva, invariablemente, por elementos de denuncia social valiéndose de elementos absurdos e irónico-sarcásticos como él hace, siempre es de aplaudir. Pero por otro... Dejando de lado sus inicios (con Divine, la "trash trilogy" y demás), no deja de resultar algo luctuoso que si éstas jerigonzas que se monta con sus Dreamlanders hubieran dejado de lado, un poquito más siquiera, ese "epatar por bandera", hubiéramos tenido un cineasta todavía mucho más interesante. Waters se nos pierde demasiadas veces durante sus films en el escándalo por el escándalo (y el exceso por el exceso... ¿alguien suma a lo gratuito por lo gratuito en la sala?), y aunque nunca queda muy claro si es por afectación de celo artístico o (justo al contrario) por hacer precisamente mofa de ello, el río acaba al fin por desembocar en el mismo mar. Una pena. Porque ese vitriolo, esa mala leche y ese cinismo alcanzado (en su más necesaria vertiente), resultan cosas inapelables cuando, de forma más o menos puntual, se ven dirigidas por completo a la narración que toque. Y ahí Waters resulta muy muy divertido... Hoy toca "Serial Mom", que es como la versión South Park de "American beauty" o "Mujeres desesperadas", en cualquier caso. Un film que, adivinaron que era fácil, se descubre tan deslavazado en parte de su estructura como descojonante en muchas de sus escenas y que, por supuesto, nos deja para el recuerdo una interpretación principal memorable (y exageradamente divertida) por parte de toda una señora actriz que fue y és muchísimo más que "la tía buena de las pelis de los ochenta".

SINOPSIS PRESTADA. Comedia de humor negro en la que una madre asesina sin reparos a quien se le pone por delante. Beverly Sutphin (Kathleen Turner) parece haber encontrado el equilibrio perfecto en su vida: haciendo malabarismos para resolver las necesidades de su familia y las propias, consigue milagrosamente que todo siga funcionando. (FILMAFFINITY)

A FAVOR. Veamos... Una fascistoide y psicópata Kathleen Turner cargándose a dios y la madre por las naderías más absurdas podamos imaginar. ¿Qué más queremos?. Quizá sí que, puntualmente al menos, se le pasa de vueltas el guiso a Waters en su afán de denunciar la falsa hipocresía y bonhomía de cierta clase media yanqui de barrio residencial, iglesia y barras y estrellas ondeando al viento en el jardín. Pero media comprensión (hasta se exige, según como). La sátira, la palabra que mejor define por naturaleza al cineasta, se apoya de forma natural en la hipérbole, y si ésta se tensa en exceso se termina por sacrificar las posibles cargas de profundidad (en mensaje e intención) que aquella pueda incorporar. Y, faltaría, la efigie de la Turner cuchillaco de cocina en ristre y al trote por un barrio residencial-tipo es demasiado poderosa como para dejar de eclipsar discurso alguno. Con paradoja o sin ella, y ciñéndonos a lo positivo, Waters acaba pues por llegar a una comedia (negruzca, por supuesto) que funciona muy bien como tal, aunque su reverso más sarcástico y menos evidente pierda fuelle en el proceso. En cualquier caso, la andanada postrera con lo de los zapatos del color que no toca a mi ya me convence por si sólo.

EN CONTRA. Pues nada en realidad (y lo de siempre a la vez con este hombre)... Más allá de que el film, y en la plena -y sardónica- honestidad que rige siempre por parte de su autor (eso sí), ni se planteé en momento alguno tratar de ser más de lo que acabará resultando. Y por ello, como ocurre con Waters aún en sus formas más accesibles (y mejores, a qué engañarse), la idea primordial sobre la que gira el film supera con holgura al film en si mismo... Generando una sorpresa tan gamberra como divertida pero que, en contrapunto, no hace especialmente necesarias posibles "revisitaciones" (factor indispensable para alcanzar el "8" -desde el insaltable Guzztómetro de final de entradas- y con ello, recordemos de ser necesario, su condición de "recomendacion ex profesa" en este espacio). Eso y, cómo no, el título al que aquí se vio sometido (que amén de sonar como el culo nos hace perder el juego de palabras original).

CONCLUSIÓN. Con el permiso de los coprófagos que aquí puedan caer alguna vez (y/o como sin duda caerán, apostillaría alguien no exento de cierta y dañina mala entraña), pienso que estamos ante el film más logrado, así en general, de John Waters. Mi favorito suyo, en cualquier caso, junto a "Cecil B. Demente", superando la mayor (aunque también falsa) amabilidad de "Pecker" y dejando muy atrás esa anterior "Cry baby" que, en resumen, se me antoja completamente prescindible. Todo ello, por supuesto, dentro de ese acercamiento comercial (dentro de lo posible) y noventero cometido por el autor y que configuran, de no mediar autoengaño o lecturas extra-fílmicas de diversa índole, sus mejores años como cineasta. Quizá, cierto ello y volviendo parcialmente sobre lo ya vertido "en contra", peque de cierto "cutrerío" (con perdón) en su realización y aunque sea ese precisamente el "efecto deseado" desde la misma, lo que inequívocamente penaliza al film (cuyas costuras se tornan más evidentes y menos prolijas a cada nuevo análisis)... Pero, de la misma forma, en su apartado de pura y dura comedia resulta altamente descacharrante (y sin duda ello la primera vez que se visita), y aunque sus elementos satíricos acaben resultando de brocha que no de rotring, bienvenidos sean siempre tocacojones como el Sr. Waters. Como Kevin Smith pero para adultos y con muchísima más mala gaita, si prefieren una síntesis más acurada para éste film... Y lo  indecible de más divertido, claro, ni qué decir.

GUZZTÓMETRO: 7 / 10

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