SCABBARD SAMURAI (2011)

INTRO. Aunque inferior a la anterior "Symbol" (su contundente masterpiece hasta fecha presente y ya aquí repasada anteriormente) el tercer film de Matsumoto es, de forma también destacada, su segunda mejor referencia. Por lo menos en las cuentas que aquí se hacen admitiendo que el estreno "Big Man Japan" resulta, amén de un cachondeo impagable, un delirio prácticamente inasumible (fascinante a su manera, que a mi me gusta y no poco pero, en síntesis: se le fueron todas las ollas de la cocina); y admitiendo también que todavía no he visto "R100" (su cuarta y última película hasta hoy). En cualquier caso, "Scabbard samurai" es su film con mayor poso dramático, aún con esa premisa que oscila (nuevamente) entre lo hilarante y lo patético. Para la ocasión, eso sí, sacrifica los lisérgicos elementos "desconcertantes" del par que la preceden para ceñirse a una narrativa más evidentemente clásica... Y aunque sea siempre a su particular manera, que tampoco cabe engañarse. 

SINOPSIS PRESTADA. Kanjuro Nomi es un samurai sin espada; sólo conserva su funda. Tras abandonar por completo la violencia y embarcarse en un viaje con su hija Tae, ahora está en busca y captura como desertor. Su única opción de salvar la vida es hacerle recuperar la sonrisa al príncipe, triste desde la muerte de su madre. Para ello dispondrá de 30 días; si no lo logra, deberá cometer "sepukku".  (FILMAFFINITY)

A FAVOR. La implementación de "cuento clásico" en la obra de Matsumoto puede despistar de primeras a aquellos que ya se hayan enfrentado a su obra previa. Pero,sin embargo, eso es precisamente "Scabbard samurai" antes que cualquier otra cosa. Y además le funciona, al muy canalla. Desde ese arranque, histérico como el solo, el realizador desarrolla (sin prisas ni pausas) un discurso que va ganando en tragedia, por su bien hallada y propuesta contrarreloj que tanto peso, de manera harto lógica (repasar sinopsis arriba, de ser menester), inunda toda la historia hasta el punto de, en definitiva, descubrirse como su misma razón de ser. Con permiso del trío de "asesinos gilipollas" (por lo excesivo en sus 2/3 partes), la interpretaciones son magníficas todas ellas y, cómo dudarlo, la disposición estética del ente creador en lo visual resulta intachable por completo (y aunque sea menos estridente de lo acostumbrado). Pediría especial atención, además, para la sabiduria de Matsumoto en el uso rítmico de su narrativa aquí conseguido (brillantísimo uso de lo anticlimático para diferenciar segmentos lo mismo que para acelerar o decelerar, según convenga, y logrando que interés y tensión no se desvanezcan en momento alguno). Todo un -nuevo- logro en resumen que, entre otras y por si todo lo explicado fuera poco, regala un número de momentos épicos ingente, con el primordial matiz de alcanzar dicha épica através de diversos géneros dentro de un mismo y casi por completo excelente film.

EN CONTRA. La confusión en que pueden derivar los distintos tonos que maneja. La delirante parte cómica y su desgarrado contrapunto dramático pueden ser algo difícil de asimilar. Especialmente, obvio, de ser el film la primera toma de contacto con Matsumoto. Para los "vacunados" éste film nos resulta -y con diferencia- el más "normal" desde la bastante celebrada trilogía inicial del cineasta, está claro... Pero me resultaba conveniente advertir de ello a los posibles nuevos clientes del tan chalado genio nipón y sus tan innegociables como definitorias particularidades. Todo eso y, de vez en cuando, los "asesinos gilipollas" (cuya presunta comicidad no siempre funciona y aunque, a la postre, sean un ardid narrativo válidamente improvisado cuando conviene).


CONCLUSIÓN. Tan fascinante y ridículo como valiente y absurdo, el proceder de Matsumoto resulta un pequeño tesoro en este cine neomilenario donde, desgraciadamente, tanto suele imperar que el cine más que ser bueno, sobretodo, tiene que parecerlo. El cineasta japonés juega con baraja propia y con un discurso basado en fundir extremos, sin vergüenza ni pesar medie, ha terminado por procurarse una identidad que, a estas alturas, ya vuela mucho más allá de cualquier debate. "Scabbard samurai", además y atención ruego con esto a posibles "nuevos clientes", pienso que es la mejor e idónea toma de contacto con su tan particular universo. Si logran entrar en su tan heterogénea propuesta (algo sencillo si en momento alguno se despistan de que esto es, sobretodo, ese "cuento clásico" que antes comentaba) y después , tras toma de sustancias de ser necesario, sobreviven a la pura locura del estreno, ya estarán en condiciones para enfrentarse, en plenitud de facultades, a "Symbol" (y con ello a uno de los mejores films de la pasada década). Ese, al humilde entender personal, sería el trayecto que recomendaría para enfrentarse a Matsumoto, así a pelo y sin escafandra... Digo más, qué narices (y repasando ahora de memoria algún que otro lance del film de hoy), pongan a Matsumoto en su vida ayer. Y fin.

GUZZTÓMETRO:  8'5 / 10

Comentarios

  1. Recuerdo que estuve a punto de verla un día y no la vi. Tengo que hacerlo, como pendiente tenía leer esto y comentarte. Grande sea Vd. siempre tanto. Abrazos.

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